viernes, 22 de agosto de 2014

Nueva Crítica: "Una de las mejores propuestas del Teatro Off actual."

La creatividad y potencia de los textos del director y dramaturgo Martin Flores Cárdenas se conjugan con cuatro intérpretes absolutamente entregados al juego, acompañados por el ritmo de un melancólico vaquero en “Entonces Bailemos”, un absoluto imperdible dentro del off porteño.

Se encienden unos cuantos tubos de neón encerrados en un rectángulo negro colgado del techo. En el suelo, desprovistos de toda otra cosa: dos colchones.
Cuatro criaturas desoladas usarán esos colchones para desbaratarse… se desparraman, se arrastran, se besan, se acarician, se agreden, aman, sufren, se atraen y se rechazan.
En esa suerte de cuarto de motel perdido en alguna ciudad desconocida -es Arizona? es el conurbano bonaerense?- , cada uno de ellos, a su turno,  levantará la mano como pidiendo permiso y al grito de “otra!” dará inicio a una nueva historia, habitará repetinamente la piel de un nuevo personaje y nos sumergirá en el ritmo hipnótico de los textos de Martín Flores Cárdenas cargados de adrenalina y de sarcasmo.
Entonces bailemos 2 eco-nomicasCada una de esas historias de amor y de desamor tienen la tensión necesaria para que el espectador pueda contactar íntimamente con cada uno de los pequeños universos que se vuelcan en las historias y que cada unos de estos “monólogos” -aunque técnicamente algunos no lo sean- construya una historia particular, un universo individual tan interesante como desgarrador.
Y entrelazando las diferentes historias, cierra el quinteto un vaquero texano (?), un cantante de música “country” en la piel de Julián Rodriguez Rona , que con algunas canciones de tono típicamente bucólico va hilvanando esas escenas y hasta llegará a... (Para leer la nota completa hacé click acá)

miércoles, 20 de agosto de 2014

Nota a Martín Flores Cárdenas: "El teatro puede ser lo más parecido a la histeria".



Tanto en su último espectáculo, Entonces bailemos, como en esta entrevista Martín Flores Cárdenas no tiene problemas en asumir que tiene “la idea fija”.
Por Juan Ignacio Crespo para Revista Llegás.
El parafraseo ¿Quieres hacer el favor de ponerme en escena, por favor? sería ideal para cualquier nota sobre Martín Flores Cárdenas; resumiría en un enunciado ingenioso varias aristas de su trabajo –la impronta de su teatro fuertemente apoyado en el texto, sus influencias recontrasabidas, etc…– pero este escrito que sigue a continuación excede lo puramente literario y teatral.
El director, me confiesa en la puerta de un evento que está levemente irritado con la exclusiva comparación entre su trabajo y el imaginario de Carver. “Yo me siento más cerca de Shepard, de Bukowski”– dice mientras llevamos a cabo una (seudo) ilegalidad que perfectamente podría estar inscripta en un relato breve del tan mentado “realismo sucio”.
Flores Cárdenas es realismo sucio. Su impronta personal despojada, su forma de hablar y torcer la boca, su cuerpo voluptuoso alejado de cualquier tipo de solemnidad teatral (y en el transcurso de la nota veremos por qué) Todos los signos que él emite con su presencia, luego se vuelcan a su trabajo y en Entonces bailemos, que desde el año pasado se exhibe en el Camarín de las Musas, especialmente. El punto de encuentro escénico es un colchón que porta sobre sí más de una  “corrida”, elemento metonímico de esos moteles en la carreteras Americanas, donde los amantes se encuentran a las apuradas y se prometen un amor eterno que saben no tendrán, o los viajantes a ningún lado describen así:  “La habitación tenía  un olor sintético imposible de identificar” (Sam Shepard). Todos los personajes de la obra caen en ese colchón. Se derrumban sobre él y se levantan de otra manera. Más gastados. Uno siempre se levanta luego de una revolcada un poco más gastado. Y estos seres tienen varias revolcadas y les gusta... (Para leer la nota completa hacé click acá)